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Es una falacia creer que la minería es la única fuente de crecimiento económico en Latinoamérica y el Caribe”, asegura el representante regional del Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y añade que hay alternativas de desarrollo en armonía con la naturaleza.
En su opinión, en Latinoamérica y el Caribe “es necesario un cambio de visión de negocio por parte de las empresas y los empresarios y su relación con la naturaleza”.
Explica que el informe del Foro Económico Mundial ‘El futuro de los negocios y la Naturaleza’, advierte -desde una perspectiva privada-, entre otras cosas, que “los negocios van a dejar de ser viables en unas décadas por la destrucción de la naturaleza”.
Ese estudio recoge que “no puede haber empleo en un planeta muerto” y demuestra que poniendo en marcha 15 transiciones en tres sistemas socioeconómicos de producción: agroalimentario, infraestructuras y ciudades y energía y recursos minerales, “se podrán crear 400 millones de empleos hasta 2030, con trillones de dólares en una economía amigable con la naturaleza”.
Explica que en Latinoamérica se ha incrementado la expansión de la frontera agroindustrial y la minería, especialmente con la minería ilegal, que sobre todo afecta a Colombia, Brasil, Venezuela y Perú, y en menor medida a Ecuador”.
Sostiene que “si queremos vivir en un planeta sostenible”, es necesario seguir las llamadas de atención de los científicos que sugieren cambios profundos en los sistemas agroalimentarios actuales, considerando dos grandes niveles: una agricultura mucho más eficiente, deteniendo la frontera agrícola y sistemas agrícolas más productivos y eficientes.
Y en relación al consumo, dice Bello que es necesario evitar el desperdicio alimentario (cuyo Día internacional se celebra hoy, 29 de septiembre) y realizar cambios en la dieta, porque con el crecimiento poblacional que hay, es necesario pensar en estos “cambios de forma integral”.
Llama a reflexionar sobre la relación entre productores y consumidores, porque “en Europa hay un consumo de carne con soja producida en las zonas deforestadas de la Amazonía”.
Por ello, señala se necesitan cambios con “una visión integral”, que incluyan factores de producción, transporte y residuos, sectores que abarcan competencias de muchos ministerios, no solo el de Medio Ambiente”.
De lo contrario, “al paso que va, la región va a perder su principal capital que es el natural”, sostiene y añade, con esa perspectiva, “en 20 o 30 años puede sumirse en un nivel de pobreza realmente grave”.
Creación de empleos verdes
De ahí, que la región “debe plantearse” negociaciones comerciales y de cooperación económica para empezar a “generar empleos verdes y riqueza que no sea a expensas de la naturaleza”.
Además, “la sociedad civil, las industrias, las empresas y el sector privado deben pedir cambios”, como los relacionados con los subsidios o los incentivos que conceden los gobiernos o las inversiones que hacen.
Cuando se reactive el turismo, “el de naturaleza va a seguir siendo una fuente de ingresos en los próximos años“, pero hay muchos otras posibilidades de las que los gobiernos pueden obtener los ingresos que necesitan, “recursos que generan equidad, empleo y bienestar”.
Desaparición de ecosistemas
La explotación de recursos está llevando a la desaparición de grandes ecosistemas, entre otros, a “la pérdida alarmante de humedales, grandes reguladores hídricos, de la sequía y fuente de alimentación para millones de personas”, como señala el quinto informe de Perspectiva Mundial sobre Diversidad Biológica de la ONU.
Una situación que contrasta con “la reducción de la deforestación, que actualmente es la mitad de lo que se registraba a finales del siglo anterior y de lo que llevamos de este”, asegura.
No obstante, explica que la deforestación es acumulativa, por lo que es necesario dar espacio a los bosques para su recuperación, porque “en los últimos 25 años se han perdido 20 millones de hectáreas”.
Señala que actualmente, cerca del 25 % del territorio de Latinoamérica y el Caribe está bajo algún régimen de protección o área protegida, lo que denota el incremento de políticas para la protección de la biodiversidad.
No obstante, “ese incremento de políticas no es suficiente para detener la pérdida de biodiversidad”, y recuerda que los científicos han advertido de esas pérdidas desde hace décadas, siendo Latinoamérica y el Caribe, donde se encuentran algunos de los países con mayor biodiversidad planetaria, “la región más afectada”.
Deshielo de glaciares
Sobre la pérdida de glaciares en los Andes, de cuya agua dependen muchas personas, Bello señala que es un problema que demuestra que no bastan las políticas nacionales, porque es un problema con interconexiones a escala planetaria.
Demuestra la importancia de tomar “acciones multilaterales y conjuntas” a nivel global, directamente relacionadas con la reducción de emisiones por parte de los países que más las producen y son causantes del calentamiento global, concluye.
Costa Rica, país visionario
Costa Rica es un claro ejemplo de políticas de Estado adecuadas en relación al medio ambiente, “hay una visión la naturaleza y la conservación de la biodiversidad en la base del país. Es tremendamente importante y un país visionario”.
Además, en el país centroamericano, el ministerio de Medio Ambiente está integrado en el de Energía y Minas, mientras en el resto de países están separados. “Esa integración da mucha coherencia en las políticas ambientales”.
Explica el representante regional del PNUMA, que “en este momento, 11 países latinoamericanos de un total de 64 de todo el mundo, están firmando un compromiso de alto nivel para la conservación de la naturaleza”.
En ese listado están, entre otros: Belice, Honduras, Guatemala, Santa Lucía, Colombia, Perú, Paraguay, Bolivia, países donde “ya hay una voluntad política para la conservación de la biodiversidad”.
Esta postura contrasta con los otros países donde una confrontación entre políticas sectoriales no es efectiva y demuestra la situación “crítica” de pérdida de biodiversidad en Latinoamérica y el Caribe, y recuerda que la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) ha advertido desde hace décadas” que Latinoamérica sigue basando sus economías en industrias extractivas.
Fuente : Efe Verde
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